jueves, 14 de julio de 2016

Elementos folclóricos de Saltillo

Ate del membrillo: Una dulce tradición en Saltillo

Hasta hace pocos años, los frutos más representativos de la ciudad eran el membrillo y el perón, en la actualidad, sólo encontramos membrillo, el perón está casi extinto.
En Saltillo hay una frase que antiguamente reflejaba la forma de vida de los ciudadanos, sin duda, alguna vez pudo escuchar: "en Saltillo el que no es poeta, hace cajeta".
El ate (o cajeta) de membrillo y los dulces de leche son elaborados artesanalmente en la ciudad; hechos en diferentes presentaciones, son una rica tradición que hay que conservar.
Aunque el árbol de membrillo es originario de España, los tlaxcaltecas lo comenzaron a sembrar en las huertas junto con el nogal, de la misma procedencia del membrillo. Las familias de Saltillo y los frailes españoles comenzaron a aprovechar los frutos del membrillo y del nogal, además empezaron a hacer mezclas junto con la leche del ganado caprino y vacuno, y de especias finas como la canela.
De estas mezclas nacieron los dulces que hoy conocemos, pero el favorito de las familias que desde hace 400 años habitan la ciudad, es la cajeta de membrillo, que al combinarlo con una rebanada de queso se convirtió en el postre tradicional.
La señora Rosa Ofelia de la Peña, conservando la tradicional receta que su bisabuela heredó a su abuela, cuidando con recelo el secreto de los deliciosos dulces que hoy, después de 200 años de haber creado la receta y de haber pasado por cuatro generaciones, podemos encontrar en "Tres Rosas, Dulces Finos".
Para la familia de la señora Rosa Ofelia elaborar los dulces y las conservas era la forma más útil de aprovechar los frutos que se deban en la huerta familiar. Desde hace aproximadamente 30 años la familia de Rosa Ofelia comenzó a comercializar los dulces en la República Mexicana y en países como Japón, Italia, Irlanda, Canadá, entre otros, compartiendo un poco de esta dulce tradición saltillense.
La cajeta
Uno de los dulces más ricos y solicitados de la ciudad es el ate de membrillo; debido a su sabor es buscado para emplearlo en recetas para pasteles o simplemente para disfrutarlo acompañado de una rebanada de queso.
Su elaboración es sencilla, pero el proceso es largo. Primero hay que lavar el fruto, quitando los puntos negros que pueda tener, después hay que cocerlo y cuando esté listo se tritura y se le agrega azúcar, después de esto es necesario menear la pulpa para posteriormente ser vaciada en marquetas o cacerolas, que antiguamente así era como se almacenaba. El dulce debe reposar de dos a tres días para que su consistencia sea firme.
Debido a lo largo del proceso de elaboración, son pocas las familias que mantienen esta tradición vigente.
El Licor
Del membrillo no se obtiene solamente la pulpa para el ate, del jugo de este fruto se obtiene el licor de membrillo, tradición que empezaron los tlaxcaltecas al dejar fermentar el membrillo.
El licor puede ser degustado frío antes o después de los alimentos. En ocasiones es utilizado para preparar salsa o platillos.
Gracias al legado de los españoles y tlaxcaltecas y de las familias que conservan las recetas de estas delicias regionales, hoy en día podemos disfrutar de más de 200 años de tradición que hay que conservar para que las futuras generaciones tengan la fortuna de probar la historia de Saltillo.
Con esta fruta de origen español se pueden elaborar:
Licores
Dulces
Cajetas

Platillos
Polka redova
·       Danzas de origen europeo que toman carta de naturalización en los estados del norte de nuestro país. Toman de cada entidad un estilo muy particular, caracterizándose éste en la ejecución de sus pasos y en su vestuario. Tienen mucho arraigo popular entre grupos campesinos.
La redova es un ritmo calmadón, pero también alegre y divertido. Tiene un compás de 3/4  y también su acento está en el último compás. Es una revoltura de vals y mazurka. Se llama así porque por acá a ese ritmo lo acompañábamos también con una cajita de madera, hueca,  que se tocaba con unos palillos, como cuando seguimos el ritmo en la mesa. La cajita esa se llamaba redova.
El sarape 
Es considerado uno de los elementos más representativos del México independiente. Su historia es la de una prenda de uso masculino que, de sus orígenes inciertos, pasó a convertirse en un verdadero emblema nacional, similar al rebozo femenino. Sin embargo, el surgimiento, entre 1750-1860 de los llamados “sarapes de Saltillo clásicos”, cuya finura en el hilado y el tejido rivaliza con los textiles más refinados del mundo, constituye hasta nuestros días una gran incógnita, pues se desconocen los lugares, fechas y circunstancias precisos en los cuales fueron por primera vez tejidos. Su huella fue tan amplia, que encontramos sarapes y tejidos que reflejan la influencia de los “saltillo” desde Totonicapán, Guatemala, hasta la región Río Grande de los hispanoamericanos de Nuevo México y los indios navajo de la misma región. 

¿Qué es un sarape de Saltillo clásico?

Se trata de un textil de forma rectangular tejido generalmente en dos lienzos unidos por el centro y que comparte varias características: sus medidas son de aproximadamente 1.20 m de ancho por 2.40 m de largo; con el diseño central a la espalda. Tiene un patrón de diseño tripartito que consta de un elemento central dominante -un diamante o un medallón- que abarca el área entre la espalda y el pecho, un marco de 5 a 10 cm alrededor del tejido en colores y diseños afines al motivo central y un fondo contrastante con pequeños diseños repetidos.
Los sarapes más reconocidos y parece que también los más antiguos tienen un fondo parecido a un mosaico con bandas verticales en zig-zag que alternan con diseños en forma de ojales. Sin embargo, también pueden tener pequeños motivos diagonales o en forma de chispas. Los motivos decorativos son pequeños elementos repetitivos de triángulos, rombos, óvalos y sus variantes, combinados en tonos matizados y contrastantes, logrando un efecto vibrante.
El tejedor teje una pequeña sección con un color para seguir al lado con otra sección de otro color. Son tan finamente hilados y tejidos que se calcula que cada uno habría llevado por lo menos un año en su elaboración, lo cual hacía a este tipo de sarape un objeto suntuario de alto costo. Previo a la invención de los colorantes sintéticos en la década de 1860, los tintes utilizados eran naturales, por lo que a pesar de los siglos se ha conservado en los sarapes una gran firmeza de color. Los tintes más usados fueron el añil o índigo para los azules, la grana cochinilla para los rojos y rosados, el palo de Brasil y el palo de  para los tonos naranja, café y morado, diversas plantas para los amarillos y la combinación de tintes amarillos con el añil para los verdes. Sin embargo, queda mucho por hacer para confirmar los colorantes mediante sofisticadas técnicas de laboratorio. 
La alameda Zaragoza 


La Alameda Zaragoza se localiza a 500 metros de la Plaza de Armas y es el parque más prominente e importante de la ciudad. Sus andadores están repletos de detalles que conmemoran hechos relevantes de la historia del estado, y por sus rincones se puede encontrar la Biblioteca Central de la Alameda (1948), la estatua de Zaragoza (de 1897), el busto de Carranza (1957), la imagen de Hidalgo (1953) y finalmente la Columna de la Independencia. La Alameda posee también un lago llamado de la República porque tiene la forma de nuestro país.
No sólo es el pulmón ecológico más importante del primer cuadro de la ciudad, por ser una densa y hermosa zona arbolada, también ha sido mudo testigo de innumerables acontecimientos ligados a la historia, y por si fuera poco cuenta con una belleza incomparable que la convierte en uno de los más importantes atractivos turísticos de Saltillo, estampa del paisaje urbano, icono de la ciudad y uno de nuestros más grandes orgullos, porque al pasear por sus enormes corredores y disfrutar la vista de sus extensos jardines, no puede uno más que sentirse orgulloso de contar aquí con un parque de estas características, bien llamado el mejor paseo del norte de México.

Su dimensión es similar a cuatro manzanas del Centro Histórico de Saltillo, y su construcción se desarrolló en diferentes etapas del siglo 19, según consta en libros, donde se relata que en 1836 se construyó la parte norte, y entre 1856 y 1860 fueron Luis de Cepeda y José María Arizpe, quienes plantaron varias hileras de fresnos para fortalecer el desarrollo de esa nueva sección, desde entonces es una tradición para todo saltillense pasear por la alameda Zaragoza.

Café Oso

Si usted probó un buen café, seguramente es Café Oso; con su sabor siempre igual, sabroso, delicioso.

Es característico que en las primeras horas del día, cuando las calles del Centro de la Ciudad se comienzan a llenar de vehículos y personas, por la calle de Allende los peatones terminen de despertar con el intenso aroma a café tostado.
Ese es el buen café de Saltillo, el café que desde hace décadas es tostado, molido y empaquetado en ese místico edificio ubicado a un costado del Hotel Premier.
Cómo dice aquel tradicional comercial radiofónico "Si usted probó un buen café, seguramente es Café Oso; son su sabor siempre igual, sabroso, delicioso".
Y es que en este año, el Café Oso cumple 100 años de deleitar a los mexicanos desde Saltillo, generación tras generación.
Poco antes de la época de la Revolución Mexicana los hermanos Zertuche: Emilio, Ernesto, Jesús, Artemio, Ninfa, Irene y Leonela, apoyados por Manuel, su padre, abrieron una tienda de Abarrotes en Villa de Patos, hoy General Cepeda, donde tenían un pequeño molino de café.
Debido a que la guerra revolucionaria pegaba fuertemente en General Cepeda, los Zertuche decidieron establecerse en Saltillo, en el año 1913, y como aún tenían el gusto por tostar y moler café, pronto se dieron cuenta que en toda la ciudad no había un solo tostador y solamente se consumían cafés provenientes de la Ciudad de México.
Por lo anterior, los Zertuche trasladaron desde General Cepeda su tienda de abarrotes y molino de café hasta la calle de Ocampo, en Saltillo. Posteriormente se mudaron a Aldama y Xicoténcatl; después a Lerdo y Allende, y luego a la calle Victoria, fue ya en este último lugar cuando decidieron dejar -en 1915- el negocio de los abarrotes, y quedarse solo con el café. Fue así, como en aquel año nació la tradición saltillense, el Café Oso.